|
Usos y funciones aglutinantes de las preposiciones latinas
Las partículas latinas, que los gramáticos llamaron preposiciones por su colocación antepuesta en Ia frase, han dejado en época histórica de Ia lengua residuos y reminiscencias suficientes en sus formas, funciones y sentidos, de haber sido adverbios inflexionables o partículas autónomas; y por otra parte, muchas de ellas fueron formas casuales, que se fosilizaron, y que en origen funcionaban en Ia frase con cierta independencia, y se movían libremente en el orden de colocación. Llevan, y conservan resabios de valor adverbial en su misma significación, generalmente locativa, y por Io mismo se relacionaban estrechamente con el nombre o con el verbo para precisar Ia situación de aquel en el espacio, o Ia circunstancia de lugar, en el proceso verbal. Pasaron luego estas partículas a expresar una unión más estrecha con el nombre, como indicadores de rección, es decir, de una función gramatical, nominal o adverbial, o se adhirieron a las formas verbales en combinación morfológica y semántica, fundiendo su propia significación de origen con Ia del verbo para darle un nuevo aspecto verbal, dejando de ser independientes en el orden de construcción, y convirtiéndose, en el primer caso, en partículas de relación más o menos definida, para funciones adverbiales, o adjetivales. Residuos de independencia en sus funcionesi y colocación se manifiestan en el hecho de que todavía algunas de ellas funcionan, bien como preposiciones con rección, bien como adverbios locativos (injra, aduersum, susque deque, etc.). Se muestra así mismo en Ia anástrofe de poetas y prosistas (timores inter et iras, Hor. Ep 1, 4, 12); en Ia disyunción (per ego uobis deos atque hamines dico, Pl Men 990), y en las fuertes tmesis,
|