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Virgilio y Ia Appendix Vergiliana
Si es fruto del azar o de Ia necesidad, no se sabe, pero quiérase o no el nombre de Virgilio se halla unido y Io estará irremediablemente siempre a un número de obritas de extensión y, por qué no, valor desigual que bautizara Escalígero con el nombre de Appendix Vergiliana. ¿Y qué se puede decir de Ia Appendix Vergiliana? Todos sabemos que es posible, aunque difícil, decir algo que comporte alguna novedad, si bien a veces Io que parece nuevo, y para muchos Io es, ya se dijo más o menos igual años e incluso siglos antes. Esta es una de las glorias o miserias de Ia filología. En otras ciencias un avance, un nuevo descubrimiento, suele renovar los fundamentos y hace casi innecesario revisar Ia bibliografía anteriormente existente, que quedó anticuada. Aquí no, a manera de velo que se teje o desteje, o de noria que da vueltas sin cesar, se suelen recorrer los mismos caminos; se desempolvan a veces, incluso con éxito, posturas y criterios que no envejecieron del todo con el paso de los años y que de nuevo recientes pueden aportar novedades. Si una obra queda enriquecida por las sucesivas lecturas, por las diferentes interpretaciones que se van incorporando a esta misma obra, Ia literatura griega y latina, y no sólo por su antigüedad, se ha ido enriqueciendo continuamente gracias a Ia relectura y reinterpretación de siglos. Y esta relectura ha sido extraordinariamente fecunda, pues junto a valoraciones e interpretaciones personales está Ia vastísima erudición de una pléyade de filólogos. Lo que se puede aplicar en términos generales a toda Ia literatura clásica (unos autores u obras han merecido por supuesto más atención que otros) se puede aplicar, y creo que no exagero si digo que en las mayores propor-
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