|
CADIZ1SEDEMLENARIADEMARINOS
LimitadossonIos conocimientos geográficos que de Ia Península Ibérica nos legó Ia Antigüedad c!asica: de una parte, a causa de Io poco que de ella se sabía —sus accidentes costeros más notables y algunos informes sobre los pueblos deí litoral—; de otra, por los escasos roteros que nos han sido transmitidos. A esto he* mos de añadir que, apartada España del foco de cultura más importante de Occidente —Grecia—y contando desde tiempos remotos con Ia interferencia de los pueblos fenicio y púnico —interesados en ocultar Ia fuente de sus riquezas—, tampoco podía ser objeto de estudio especial por parte de los científicos de entonces. Sin embargo, desde muy antiguo l debieron conocerse los principales accidentes físicos y etnográficos de nuestro suelo por los comerciantes fenicios y cartagineses. Indudablemente, entre sus marinos debieron circular periplos o cartas geográficas de Ia Península, que habría de facilitarles Ia navegación por el extremo Occidente. Mas, por desgraciada fatalidad, todos los estudios de carácter científico y literario de origen púnico, se han perdido. Sólo se conservan restos (algunas excertas) de los per5pios de Hannon e Himilkon en textos griegos y latinos; por ello habremos de aludir a éstos con más frecuencia, aunque a veces sean algo legendarias las noticias recogidas. Pero, en honor a Ia verdad, van desvaneciéndose los falsos conceptos cuando, tras Ia conquista romana, Ia seguridad de los mares y caminos terrestres permiten viajar con cierta comodidad a los sabios helenísticos, deseosos de saber cosas nuevas «viéndolas por sí mismos». Cádiz, sede marinera desde tiempos bien remotos, ciudad a don1
Hacía el ano 1,000 antes de JC eomienzan a fundarse las primeras factorías fenicias, con Gádir a Ia cabeza.
3
|