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LA SUSTANCIALIDAD DEL TIEMPO EN BERGSON
JESUS ALVAREZ ARROYO
En el libro VII de Ia metafísica de Aristóteles, encontramos unas palabras que destacan con acierto Ia significación que el tema de Ia sustancia tiene para Ia filosofía. Según Aristóteles Ia raíz de esta importancia nace de su condición entitativa. Examinando el contenido de Ia analogía del ser, nos encontramos con Ia verdad indiscutible de que Ia «ousia» (Ia sustancia) es Io que es de un modo primero y absoluto; por ella es por Io que tienen realidad los accidentes, cuyo ser es, por esto mismo, relativo y fundado en el ser de Ia sustancia. Frente a los accidentes, Ia sustancia es Io «hypokeímenon», Io subyacente. En Ia sustancia está Ia clave del ser. Por eso, no es extraño que, siendo Ia metafísica, «la ciencia del ser», nos llegue a decir Aristóteles: «Y así las indagaciones de antes y de ahora y de siempre; Ia pregunta que eternamente se formula: «¿qué es el ser?», viene a reducirse a esta otra: «¿qué es Ia sustancia?»... Por Io cual también nosotros de un modo principal y primero y, por así decirlo único, debemos investigar qué es Ia sustancia» 1. Si esto que nos dice Aristóteles, refiriéndose a Ia sustancia, es cierto, no Io es menos que el tema de Ia sustancialidad nos lleva, en Ia investigación filosófica, al problema del cambio y del movimiento. En realidad, el hecho del cambio es Io que pone en marcha a Ia filosofía, según nos dice el mismo Aristóteles 2 ; porque intrigados por el cambio, los filósofos buscan Io que permanece y se salva a través de las mutaciones. Lo que permanece a través de los cambios, es Ia sustancia o parte de ella 3.
1. Metaf, Z, 1, 1028bl-7. 2. Metaf, A. 2, 982bll-17. 3. Metaf. A. 3, 983b8-ll.
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