|
LAS COSMOLOGUVS ENCONTRADAS DE NEWTON Y LEIBNIZ
La cosmología newtoniana puede ser considerada como el prototipo de Io que podríamos llamar Ia creación del mundo por un Dios 'seco', es decir, un Dios en el que en el acto de Ia creación no se percibe siquiera un vestigio de su amor por ella —fuera del mismo hecho de Ia creación como tal, que es considerado en sí mismo como el mayor de los actos de amor de Dios—, sino que aparece solamente como un acto de esencial soberanía de Dios sobre el mundo. El amor de Dios por Ia creación sería aquí, sin más, otro nombre para Ia soberanía absoluta de Dios hacia su creación; para Ia absoluta dependencia de las creaturas de su creador, dependencia que en esta cosmología sólo se puede entender como siendo ya ella misma una alabanza. Pero, en mi opinión, utilizar aquí 'amor' y 'alabanza' me parece que es utilizar nombres esencialmente inadecuados para Io que dibuja esta cosmología. La creación del mundo material por el Dios newtoniano se hace como una proyección de Io creado sobre un referencial infinito e inmaterial preexistente a Ia propia creación, el espacio-tiempo. El espacio-tiempo newtoniano, por tanto, nada tiene que ver con el mundo material, sino que, por el contrario, tiene que ver con el mismo Dios y no con el mundo. El espacio-tiempo no es intramundano, sino que, al contrario, el mundo es intraespaciotemporal. Tiene cualidades de inmaterialidad e infinitud que sólo pueden ser y son atributos de Dios; es pues un atributo de Dios. Nada de extraño que Newton dijera en algún momento que es el «sensorium Dei», aunque en seguida Ie pareciera una expresión demasiado fuerte y Ia borrara. El mundo material newtoniano, además, no es tan material como pudiera parecer, pues Newton es atomista y cree, por tanto, que Ia materia está compuesta de átomos y vacío, y en sus laboriosos cálculos Ia relación entre el vacío y los átomos resulta ser tal que Newton, en numerosas ocasiones, se precia de que en el
|