|
LOS UMITES DE NUESTRO ERROR
La mayoría de las lecciones importantes no se aprenden cuando se enseñan, ésta es Ia cruz de los maestros; pero hay que enseñarlas para que sean aprendidas. De Turienzo he aprendido muchas lecciones de esta clase. Una de ellas ha sido que las lecciones importantes no se aprenden cuando se enseñan. Algunas lecciones, ¡ay!, mejor no haberlas aprendido nunca. De su moderado escepticismo y apasionada inteligencia he aprendido también otra lección: Ia ubicuidad del error, Ia irracionalidad y Ia maldad en el espacio y en el tiempo. Que nada es perfecto ya Io sabemos, que todo es imperfecto es una dura lección que tenemos que aprender, cuando el todo incluye las cosas que creemos, las gentes que queremos y Ia parte del todo que nosotros somos. Pero, ¿cuán imperfectos podemos llegar a ser?, ¿existen límites a nuestra irracionalidad?, ¿tiene fin nuestra capacidad de ejercer el mal?
I La filosofía de los últimos veinte años se caracteriza por su proyecto de revisión completa de los fundamentos en los que se sostiene Ia Filosofía Moderna. Otros emprendieron antes que nosotros este camino, pero ha sido a nosotros, hombres postumos, a quienes les ha sido dado conocer el alcance de su tarea. De entre todos los fundamentos de Ia Filosofía Moderna, construida sobre el escepticismo, Ia explicación del error, sobre todo el del adversario, se convierte en el principal instrumento con el que se elaboran uno tras otro los grandes sistemas omni-explicativos que nos ha legado Ia Edad Moderna. La cuestión que se tratará en estas páginas es Ia de Ia asimetría que existe entre Ia teoría de Ia fi-
|