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El mito en Ia lírica griega arcaica
Pocas son las veces en que Ia realidad tal cual entra en Ia poesía hexamétrica oral que es para nosotros espléndida aurora de Ia literatura griega. Los aedos que Ia componen y dicen sin duda entienden hablar de Ia realidad, de algo real que sucedió en el pasado y real en tanto queda fijado en Ia medida pautada de los versos en que Io van moldeando. Hablan, pues, de Io real tradicional, de Io que les ha llegado por tradición y ellos saben porque saben Ia manera de decirlo, de contarlo. Pues bien, Io tradicional épico es mayormente mítico. Y Io mítico admite diversos espesores; se estratifica, esto es, en diversos niveles: los mitos de los orígenes, cuando el mundo no era todavía como es hoy y poblado por las obsesiones y angustias que los hombres de hoy no han podido racionalizar ni apartar de ellos; y en el mundo como es hoy, pero en un tiempo remoto en que quedó fundada Ia condición humana: los mitos de los dioses, por un lado, y los mitos de los hombres de entonces, de los héroes, por otro lado. De todo ello hay en Ia poesía hexamétrica homérica y en Ia hesiódica como en Ia demás poesía épica. Y todo ello forma esa realidad tradicional de Ia que decíamos y que llamamos mito. Pero Ia realidad tradicional no es solamente mítica. Si el aedo de Ia llíada (5, 476) puede comparar a los jefes troyanos con perros asustados y a Diomedes con un león, estamos obligados a repensar que las comparaciones homéricas sean, siempre, llamadas a Ia experiencia de Ia realidad de los oyentes puesto que sabemos que Ia realidad del león, para éstos, era tradicional; es decir que no había en Grecia leones y no podían éstos haberlos visto. Para el público homérico el león es emblemáticamente Ia fuerza y Ia crueldad, se dice de él que come carne cruda (//. 5, 782), que para significar Ia
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