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La influencia de Wittgenstein en la filosofía de los últimos cien años ha sido
(y continúa siendo) inmensa. Sin embargo, Cavell también nos recuerda, en
“The Wittgensteinian Event” (2005), el carácter marginal y filosóficamente ex-
céntrico del pensamiento de Wittgenstein, que no es ni enteramente asimilable
desde la perspectiva teórica de la filosofía curricular ni completamente separable
de ella. Tal como la concibe Cavell, la difícil etiquetación de la filosofía de Witt-
genstein obedece a cómo concibe el autor la relación entre la actividad filosófica
y lo ordinario. A lo que deberíamos añadir una segunda razón: aunque Witt-
genstein desempeñó un papel crucial tanto en la formación de la filosofía analí-
tica (junto con Frege, Russell y Moore) como en la crítica al positivismo lógico
que desembocó en la filosofía del lenguaje ordinario, los diversos proyectos de
‘domesticación’ y de asimilación de su pensamiento a los cánones de dicha tra-
dición no resultan convincentes. En los márgenes de la analítica, Wittgenstein
ha sido un clásico incómodo, tal vez, un testigo indeseado.
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