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Facultad de Educación, Universidad Pontificia de Salamanca
Papeles Salmantinos de Educación, Núm. 17, 2013
Introducción al binomio «educación y clonación»
Introduction to the binomial «education and cloning»
José Luis Corzo
La lengua tradicional entre pedagogos y educadores, suele entender el verbo educar como una acción transitiva que pasa del educador al receptor, como se entrega a otro un objeto (la educación). Esa sería la operación bancaria, criticada por Paulo Freire, que nos lleva de suyo a un berenjenal de supuestos disparatados, como tener que definir los «contenidos» de una buena educación (también las hay malas) y suponer que todas las vidas son iguales o deberían serlo bajo un modelo único común para todos. Habría que establecer además los requisitos básicos del donante y del receptor, aunque sea tan difícil —si no imposible— verificar si los educadores están bien educados… Pero, a pesar de todo, la literatura pedagógica habitual está plagada de tópicos idealistas, y construida (en el fondo y en la forma) sobre ese gravísimo supuesto: el paradigma o esqueleto que configura el concepto de educación es el de la enseñanza (instrucción, aprendizaje…). Las cosas, sin embargo, pueden ser de muy otra manera: la enseñanza tiene su razón de ser y su lugar privilegiado en la escuela, pero todos los seres humanos nos educamos —o no— a cada paso y en todas partes, y en un proceso vital y personal muy diferente, independiente de la escuela y al alcance absolutamente de todos. Hay personas instruidas muy mal educadas y, analfabetos, muy bien realizados como personas. Por si no bastaran los hechos, hay muchos pensadores que cuestionan y descartan el proselitismo escolar o educativo.
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