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Virgilio, poeta del «Imperium»
El apogeo a que había llegado el Imperio Romano hizo que nacíera entre el pueblo !a idea de divinizar a Augusto para divinizar de esa manera al Imperio, atribuyéndole un origen divino* Esa idea que bullía en Ias mentes del pueblo y de los Emperadores mismos, encontró un intérprete de las cualidades de Virgilio que, a ese fin, construye Ia Eneida, el poema nacional de Ia Roma imperial, fusionando con técnica sin par Ia historia y Ia leyenda. Trata el poeta mantuano de celebrar Ia grandeza de una villa cuya existenciaseparaba de Ia realidad una barrera de siglos. En Ia mente romana latía un vivo deaeo de gloria, inserto en toda una larga tradición helénica. Los Annales, el poema de Ennio, habían sido Ia epopeya nacional romana que en Ia actualidad estaba ya un poco gastada; se imponía, por Io tanto, un nuevo poema que cantara las glorias y grandezas de Ia Roma de Augusto. Virgilio posee un vivo sentimiento patriótico, un seniido claro del desarrollo y destino de Roma, un legítimo orgullo al ver ahora tan grande y poderosa a Ia que fué en su origen tan débil y pequeña. Virgilio adopta como suyo al protagonista de Ia Iliáda. Lo hace hijo de Anquises y de Venus. Después de Ia destrucción de Troya Io lleva al frente de una flota de 20 navios hasta el lugar donde se levantará Ia sede del Imperio, Ia Roma imperial. Reconoce en Numitor, Rey de Albalonga, un descendiente del héroe troyano y hace al dios Marte y Rea Silvia, hija de Numitor, padres de RómuIo, fundador de Roma. Ha elegido como héroe ue su epopeya a Eneas y no a Rómulo, rnucho más conocido entre el pueblo,porque pensaba ofrecer un monumento de agradecimiento al Emperador. La familia de los Césares —Ia domas Iulia— se gloriaba de ser descendientes directos de Eneas, ya que consideraban a julo, hijo de Eneas, conio su pa-
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