|
Recensiones Salmanticensis 64 (2017) 285-300
Holm Tetens, Gott denken. Ein Versuch über rationale Theologie, Was bedeutet das alles?, Verlag Philipp Reclam, Stuttgart 2015, 96 p.
¿Hasta qué punto es razonable esperar en Dios? Con esta pregunta se abre el breve libro publicado por H. Tetens. La pregunta es habitual en el ámbito del pensamiento cristiano, especialmente de la filosofía y de la teología fundamental. Y aquí nos encontramos ya con una primera sorpresa, relacionada tanto con el autor como con el libro. Tetens ha sido hasta su reciente jubilación profesor de filosofía teórica en la Universidad libre de Berlín y se contaba entre los defensores de posturas agnósticas, cuando no explícitamente ateas en el ámbito filosófico. En este libro, para irritación de algunos colegas, como él mismo reconoce, lleva a cabo “un giro teísta” (p. 94): El que va de haber mantenido a lo largo de su actividad académica una cosmovisión naturalista y atea del mundo, reteniendo el naturalismo como una evidencia, convencido de que la falta de sentido del mundo no era en último término algo tan malo (“Alles halb so schlimm!”, Geist, Gehirn, Maschine, Stuttgart 1994, 138), a ofrecer un intento de teología racional, en el que la comparación entre “naturalismo” y “teísmo” se resuelve claramente a favor del segundo, pues las dificultades del naturalismo desembocan en las fortalezas del teísmo.
La tesis central del libro suena así: “La fe en Dios, que se articula en estas frases (n.b.: Tetens se refiere a la fe del Credo en Dios Padre, en el Espíritu Santo y en la resurrección de los muertos) es capaz de ser justificada por una teología racional como una esperanza razonable, bien entendido: como esperanza razonable. Con todo, si esto se consigue, no es poco” (p. 10). A la justificación detenida de esta tesis dedica Tetens el libro, consciente en cualquier caso de ofrecer únicamente un esbozo. Como prolongación y complemento del mismo puede considerarse la entrevista publicada posteriormente en Herder Korrespondenz 1 (2017) 18-22.
La obra consta de cuatro partes. En la I (pp. 12-28) se ocupa del naturalismo, para poner de manifiesto cómo éste no se deduce de los resultados de las ciencias, sino que representa más bien “una posición metafísica, en la medida en que hace de la ciencia una
|