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Es evidente que H. Küng no es infalible al suscitar en su libro Unfeblbar? Bine Anfrage un interrogante tan serio sobre la infalibilidad del magisterio eclesiástico. Que el dogma de la infalibilidad eclesial, concretizado bajo condiciones especiales y determinadas en el Romano Pontífice y en el Colegio Episcopal e interpretado bajo los horizontes de comprensión, propios de una genuina valoración de la evolución de los dogmas, que descarta cualquier tipo de consideración fundamentalista, no puede ser marginado por el teólogo católico, es así mismo una cuestión obvia. Lo que no parece evidente es el hecho de compaginar los interrogantes suscitados por el libro citado anteriormente con la interpretación tradicional del dogma católico de la infalibilidad, sin que con esta afirmación pretendamos, en principio, ni conceder un valor excesivo a los interrogantes, ni desconsiderar la interpretación tradicional. La sustitución del concepto de infalibilidad por el de indefectibilidad de la Iglesia de Cristo, que implica una nueva visión de la verdad, menos intelectualista, y de su permanencia en la comunidad cristiana, estaría, en opinión de H. Küng, en concordancia con la fe y praxis de la primitiva comunidad. La Iglesia, no solamente la jerarquía, sino todo el nuevo Pueblo de Dios, permanecería en la verdad, una permanencia que sería más una ortopraxis que una ortodoxia, que se manifestaría en la vivencia de la fe y del amor y que podría encontrarse no solamente en las grandes Iglesias sino también, bajo circunstancias, fuera de ellas.
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