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La noche, un espacio mágico en el que se sitúa temporalmen-te una acción, es también un marco en el que se encuadra dramá-ticamente un hecho, como ilustran las horas trágicas de la caída de Troya. En una composición anular, desde el momento en que Eneas va a tomar a su padre sobre los hombros (Aen. 2.707), hasta que, tras reunirse con los suyos, exhorta a Anquises para que suba ya, se encierran los infaustos sucesos de esas horas; así, consumpta nocte (2.795), cuando Lucifer inicia su salida por las cumbres del Ida, Eneas, sublato... genitore (2.803-4), parte de Troya. En medio de ambas referencias, que incorporan la pietas del héroe, han quedado todos los tópicos y recursos habituales, que acompañan a la noche como escenario épico-dramático trágico, en una situación bélica, con unos protagonistas muy contrastados y de diferente entidad; unos parámetros que la historiografía adapta, desde una u otra perspectiva, y con una u otra fórmula para conseguir parejo rendi-miento impresivo
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