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FAM 23 (2001) 45-55
Humanización del tejido social: Un reto a la familia desde el mundo de la vida
E. U. de Trabajo Social Universidad de León
María Jesús Domínguez Pachón
¿Condiciones más humanas? La economía, que tanto influye en nuestra era global, parece que no logra dar valor al desarrollo del individuo cuando tiene como finalidad un intercambio o enriquecimiento de la sociedad distinto de la producción (al que haya personas con buena salud, amantes de la paz, cívicas, felices, tolerantes o no violentas, o al que pueda establecerse una sociedad justa, capaz de mantener la paz, cohesionada cultivada), concibe la riqueza social en forma de aumento del PIB, y, los economistas siguen pensando que aumentar la producción, sirve para satisfacer las necesidades no satisfechas, cuando en la realidad, en la mayoría de los casos no se aprovechan de este aumento los más desfavorecidos. Queda abierta la cuestión social, su calidad y componentes y la búsqueda de respuestas, tan importantes como la falta de trabajo, o su mal reparto. Es, por consiguiente, la construcción de una sociedad en la que cada individuo tenga garantizado el acceso a las diversas actividades humanas, al conjunto de quehaceres que el hombre puede ejercer solo, o colectivamente, para poder abarcar en su diversidad y riqueza, el conjunto de actividades necesarias para la plenitud individual y para la vida social, articulando los tiempos individuales y los sociales ^
1 Cf. Meda, D. (1996), -El valor del trabajo visto en perspectiva», Revista Internacional del Trabajo, vol. 115, n. 6., OIT, Ginebra, pp. 689-698.
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