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A lo largo de la historia de la humanidad la lecha materna ha sido el único alimento que el recién nacido podía recibir para sobrevivir.
Podemos dividir la historia de la lactancia materna en tres periodos diferenciados:
1. Civilización antigua, antes del cristianismo. La lactancia materna es tan antigua como la humanidad misma. Las nodrizas fueron personajes importantes que amamantaban a los hijos de madres de clase social alta, que no querían hacerlo ellas mismas por el desgaste que la lactancia producía, con el tiempo esto se convirtió en un trabajo remunerado, pero el salario lo recibía el marido de la nodriza ya que se consideraba que él era el perjudicado del desgaste que sufría su esposa. La nodriza debía ser cariñosa, joven y de buena familia.
2. Segundo periodo influenciado por la Iglesia y el poder monárquico. Durante los inicios de la Era Cristiana se fomentó más el cuidado de los niños. A partir del siglo VI se consideraba a la lactancia como un alimento ideal si era administrado por la propia madre. Los romanos comenzaron a dictar pautas de lactancia, documentaron enfermedades que eran contagiadas a través de ella y los instrumentos que se utilizaban para amamantar, fijaron el tiempo de lactancia en 3 años y la contratación de las nodrizas en periodos de 10 a 20 años. Aparecen las primeras exclusiones para lactar en mujeres con sífilis, las musulmanas y judías no
podrían ejercer como nodrizas para los cristianos.
3. Edad moderna, afectada por la industrialización y las nuevas tecnologías. Tras la Segunda Guerra Mundial y la introducción de la leche en polvo y los suplementos, se produce la desaparición total de las nodrizas en la década de los 80. La alimentación con sucedáneos de leche de vaca fue un gran éxito ya que permitía la incorporación de la mujer al trabajo, desde el movimiento feminista fue vista como una liberación y surgieron enormes intereses económicos. Se perdió la cultura de la lactancia y apareció la cultura del biberón.
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