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LITURGIA
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2) LITURGIA
A. Elberti, La Liturgia delle Ore in Occidente. Storia e Teologia (Roma: Edizioni Dehoniane 1998) 586 pp.
A Ia reforma litúrgica puesta en marcha por el concilio Vaticano II Ie llueven criticas periódicamente, unas más justificadas que otras, pero Ia más persistente de todas es Ia que asegura que Ia liturgia no llega al pueblo, porque no es del pueblo. Ha sido elaborada sin contar con él y, consecuentemente, el pueblo no se reconoce en ella. Al parecer, Ia receta de los liturgistas de promover Ia formación litúrgica para salir de Ia crisis no convence a muchos, porque a estas alturas no se trataría de formar, sino de transformar radicalmente el universo de Ia liturgia. Sin cerrar los oídos a las voces críticas; uno no puede menos de sentir tristeza ante descalificaciones globales de una reforma litúrgica que apenas ha cumplido treinta años. Lo mismo que en Ia euforia del concilio muchos pensaban ingenuamente que Ia solución de los problemas pastorales vendría por Ia reforma litúrgica que se anticipaba y experimentaba, a veces sin control ni criterio, también ahora se reclama una segunda reforma litúrgica para salir del atolladero celebrativo-pastoral. No fue suficiente el primer encontronazo, que se quiere otro; pero ya se sabe que somos expertos en tropezar en Ia misma piedra. Arturo Elberti se ha metido con este estudio sobre Ia Liturgia de las Horas por un sendero complicado. También ella está en crisis. De ser una pesada carga sobrellevada sin ilusión por Ia amenaza de pecado grave —cuando el pecado tenía alguna importancia— se ha pasado a orillarla sin escrúpulos. Pues en punto a obligatoriedad, da Io mismo que se haga promesa ante el obispo en el momento de Ia ordenación de diácono de rezar Ia Liturgia de las Horas, y de reiterarla en Ia renovación de las promesas sacerdotales en Ia Misa Crismal, o que se exprese en Ia profesión religiosa a norma de las constituciones: ninguna de las dos formas de promesa o voto es óbice para que llegado el caso, justificado o no, alegremente uno se salte Ia oración de Ia Iglesia sin que esto implique turbulencia alguna en Ia conciencia. Evidentemente, no se puede ni se debe generalizar ni cuantificar Ia crisis, pero nadie dudará que existe, y que no hay que escarbar mucho para toparse con ella. ¿Será que con otra reforma del Oficio divino se animarán los perezosos a rezarlo con mayor fidelidad? El Autor nos presenta en este estudio sobre Ia Liturgia de las Horas en occidente razones y motivos abundantes para tomar en serio esta oración. Traza Ia historia y saca a luz Ia teología: no una cosa y después otra, sino extrayendo de Ia historia Ia teología, o haciendo teología en Ia historia que relata. Ciertamente, Ia formación litúrgica no Io es todo, pero sin ella ¡qué difícil resulta comprender, asimilar, sintonizar con Io que celebramos! Ha dividido el libro en cuatro grandes secciones. En Ia primera perfila los fundamentos bíblicos de Ia oración de Ia Iglesia, prestando par-
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