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PIO
XI 1 Y LA PA S T O R A L
por SANTOS BEGUlRlSTAIN
I.
INTRODUCCIÓN AL TEMA
1. No trataremos directamente de mostrar que el Sumo Pontíflce, felizmente reinante, sea un Pastor ideal («Pastor angelicus»). La sola afirmación bastaría. Tan radiante es su fulgor como Maestro y Sumo Sacerdote; como Vigilante solícito de todos los horizontes; como Padre de cada una de las almas. El Vaticano es Ia meta de las mentes y de los corazones. El Papa desciende a cada uno de los pueblos, a cada uno de los grupos diferenciados por Ia cultura, por Ia profesión o por Ia vida. Todos los problemas palpitantes llegan a su solicitud y encuentran en ella planteamiento glorioso y solución clara. Habla las lenguas de todos y escucha el clamor devoto de todos. Nunca quizás, desde las alturas del Gobierno Supremo, ha gozado Ia Iglesia más exactamente de quien se haya hecho «todo para todos, para salvarlos a todos» (1 Cor. IX, 22). 2. Nos interesa proyectar Ia enseñanza Pontificia sobre Ia Pastoral. «Pastoral» aquí es el arte y aún Ia ciencia del pastoreo de las almas. Si, en definitiva, Io que importa a Ia Santa Iglesia es que cada hombre que viene a este mundo sea iluminado y salvado por Jesucristo, Ia Pastoral estudia los principios a que debe someterse esta tarea, buscando su eficacia. Hay un tesoro que administra Ia Iglesia: Ia Palabra y el Misterio. Que Ia una y el otro sean de veras fe y gracia en cada alma. Hay además un Sagrado Gobierno para los bautizados. Importa que atine del modo más oportuno a conducirlos a Dios. Tres son, pues, las potestades benditas: Ia de enseñar, Ia de santificar y Ia de regir. Que cada una de ellas llegue garbosamente a los coeficientes más altos de rendimiento. 3. Así, pues, iremos estudiando Ia mente del Santo Padre en orden a las técnicas de salvación de las almas. Y procuraremos elevarnos a los Principios. Si el Papa se refiere concretamente a Ia Parroquia, por ejemplo, quizás Ia doctrina pueda y deba generalizarse, logrando categoría universal.
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