|
ACTUALIDAD
NECROLOGIA EMILE BERGH, S. J. (1898 - 1968) El 22 de julio último moría, víctima de una rápida enfermedad, el reverendo P. Emile Bergh, S. J., director de "Vie Consacrée", revista que anteriormente había llevado el título de "Revue des Communautés religieuses" y que él había tomado a su cargo, como tal director, a partir de 1945. Después de haber dirigido varias tandas de ejercicios en Francia, regresó muy fatigado, y fue internado en la clínica de las Franciscanas de Lovaina. El electrocardiograma mostró la existencia de una enfermedad irremediable y, como hemos dicho, el 22 de julio moría de manera extraordinariamente edificante. Tres días después tenían lugar sus funerales en el Ecolasticado Jesuítico de Eegenhoven, en medio de un ambiente de extraordinaria veneración y afecto. El P. Bergh había nacido en Gembloux el 25 de enero de 1898. Después de terminadas sus humanidades en Lieja, en los jesuitas del Colegio Saint-Servain, donde fue siempre el primero de su clase, le sorprende el comienzo de la guerra, y se consagra al servicio de los heridos. Intenta marchar al frente de combate pero al tratar de atravesar la frontera holandesa en 1916, se ve arrestado y conducido a prisión, primero en Bélgica y después en Alemania. Esta época de cautividad, al mismo tiempo que le ofrece ocasión para un amplio apostolado, daña su salud de manera que nunca se restablecerá del todo. Libre ya, entra en la Compañía de Jesús, en el Noviciado de Arlon, en 1919, pasa después a Lovaina para hacer sus estudios, interrumpidos por el "magisterio" en San Ignacio de Amberes. Ordenado sacerdote el 24 de agosto de 1930, hace su tercera probación en Tronchiennes y vuelve a Lovaina para doctorarse en Derecho canónico en la Universidad, con una tesis sobre Elements et nature de la profession religieusel, y queda allí como profesor de Moral y Derecho canónico desde 1936 hasta su muerte. Durante treinta y siete años ejercita el magisterio en Derecho canónico, especialmente en lo referente al Derecho de religiosos y al de Sacramentos. Tenia el don de explicar muy claramente y sabia utilizar en su magisterio los frutos de su amplia experiencia. El tratado que más le atraía era el de la penitencia. Junto con sus enseñanzas de cátedra el P. Bergh ejerció una inmensa influencia por medio de su correspondencia, resolviendo consultas, ayudando en sus preocupaciones a los superiores, y mediante un magisterio itinerante, con frecuentes viajes para sesiones de estudio, dirección de ejercicios espirituales o contacto con superiores religiosos. Nunca se limitó al aspecto puramente jurídico, sino que realizó un apostolado multiforme, en el que tenían predilección los pobres y humildes y los sacerdotes. Respecto a éstos, consta, aparte de su afición a dirigirles ejercicios espirituales, su solicitud por los casos trágicos, y las sugerencias que hizo a las autoridades romanas para que se adoptase una disciplina más suave, de manera que se obtuviera su remedio. El
1
Publicada, en parte. en "Ephemerides theologicae Lovanienses", 1937, 5-32.
14
|