|
Prehistoria latina del español *
Las fluctuaciones y vaivenes del pensar y sentir de un pueblo histórico cargado de siglos, van señalando y dejando su marca en las transformaciones vivas de su lenguaje, según se Io sugiere e impulsa el sedimento estable y fecundo de los hechos de su historia que vive y conserva en su patrimonio moral. Y particularmente queda trazada esa rodera y surco en Ia evolución interna de su vocabulario. Hay, en efecto, vocablos que, arrancando de una forma prehistórica, es decir, de una forma de otra lengua, precedente y alejada de Ia nativa del propio lenguaje, van desarrollando sus elementos fonéticos y morfológicos al paso de los usos hablados, que son inestables y cambiables; y así, Ia metamorfosis fonética, adquiere a Ia vez un valor fonemàtico y una metamorfosis muy diferenciada y especificada con relación a su primitivismo prenativo y preautónomo. Pero, por otra parte, también se produce el hecho, no raro, de que Ia evolución del vocablo se detiene, porque se detiene su uso, y entonces desaparece del foro de Ia lengua literaria y de Ia escena de Ia lengua hablada el significante de un término, que fue vigorosamente vivido en el espíritu y en Ia tradición de los hablantes, y cuyo significado es preciso suplir con el de otro significante.
¿QUE VERBO ES «AJAMAR» O «ALLAMAR»?
Veamos, pues, a este respecto, un ejemplo más de este fenómeno histórico-lingüístico en el español arcaico «allamar / examar / ajamar».
(*) Ver Helmántica XXIV (1973) 359-76; XXV (1974) 357-77. HELMANTICA, XXV (1974) 447-496.
|