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HELMANTICA
REVlSTA DE HUMANIDADES CLASICAS DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA
ANO XXIV ENERO-ABRIL 1973 NUM. 73
Los sacerdotes romanos
NOTAS PRELIMINARES Mejor que del «sacerdocio romano» hay que hablar de los «sacerdotes romanos», porque por más que en esta ciudad el culto estaba preceptuado con todo detalle, sin embargo, prevalecía en él Ia diversidad de los dioses a los que se dirigía. Por eso sería inútil pedir a los ministros del culto romano una organización jerarquizada, como entre los Levitas judíos, los Druidas galos, o los Brahmanes de Ia India, porque los diversos colegios sacerdotales eran independientes entre sí, y sólo pasado ya algún tiempo se impuso en cierta manera el colegio de los Pontífices y, sobre todo, el Pontífice Máximo que los presidía. Pero esta preeminencia no fue debida precisamente a motivos religiosos, como se verá a Io largo de nuestra exposición. Como característica del culto romano podemos señalar el hecho de que en Roma no se conocen castas, ni familias sacerdotales. Es verdad que algún colegio sacerdotal no admitía entre sus miembros más que a los patricios, pero andando el tiempo también los plebeyos entraron en los sacerdocios, y en todo momento cualquier patricio podía formar parte de cualquier sacerdocio. Por otra parte los sacerdotes no eran muy numerosos, porque el culto familiar era realizado por el paterfamilias, como sacerdote de su domus, y de sus sacra priuata; y en el culto
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