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MISCELÁNEA
1) El pape! de traductor revalorizado.
Dos hechos recientes han venido a realzar en Ia sociedad de nuestros días lafunción importante del traductor. El prirnero es el certamen convocado por el Ministerio de Educación Nacional para un premio que se adjudicará en Ia próxima Fiesta del Libro a Ia mejortraducciónespañolapublicadaen estos últimos cinco años. El premio, aunque valioso —25.000 pesetas— no interesa tanto, cuanto el significado que este certamen encierra, en orden a Ia justa revalorización de Ia profesión del traductor, considerada por muchos como de escaso relieve y en orden también al deseo de dignificar el ejercicio de dicha prcfesÍcrL Sin duda que estc primer concurso de traductores contribuirá a elevar el nivel literario de nuestras traducciones y a desterrar del suelo patrio algunas de ellas, detestables en muchos conceptos, baldón de los que las haceny las propagan. En todo tiempo los grandes autores han sido también excelentes traductores. No faltarán afortunadamente en nuestros días quienes se puedan presentar con méritos relevantes a competir en Ia adjudicación del premio anunciado. El otro hecho sintomático es Ia constitución, aún reciente, de Ia Federación Internacional de Traductores, cuyo segundo congreso se acaba de celebrar en Roma. Con este motivo los congresistas fueron recibidos oficialmente por Su Santidad el 1 de marzo deI presente año, Son d5gnas de atención las palabras y reflexiones que el Santo Padre dirigió a los miembros de dicha Federación presentes en Roma. Era Ia primera vez que el Papa les hablaba. Comenzó diciendo que sentía grande aprecio por los traductores, por razón de Ia tarea que realizan y los fines que persiguen. «La profesión de traductor —dijo— no se ejerce sólo, como tantas
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