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III
COMENTARIO PASTORAL
El comentario pastoral que iniciamos supone Ia lectura previa del texto de Ia Primera Parte del Directorio Ecuménico. En él se dicen explícitamente muchas cosas que no necesitan comentario. Esta es Ia razón de colocarlo antes. Lo que digamos sobre los varios capítulos del documento —ya Io hemos indicado— tiende a precisar el contexto conveniente para su más fructuosa aplicación, en España e Hispanoamérica.
Las Comisiones Diocesanas La organización de las actividades ecuménicas deben comenzar por Ia base. La Iglesia católica es hoy plenamente consciente que Ia unidad no puede venir por "meras estipulaciones en Ia cumbre". La experiencia de toda Ia Edad Media respecto del Oriente es algo que no puede preterirse. Durante largos siglos Roma y Bizancio trataron de concertar Ia unidad rota. Pero, las concordancias se hacían a nivel del Imperio Bizantino y Curia Romana, mientras los pueblos griego y latino seguían ignorándose, insultándose, luchando, sin angustiarse por Ia pérdida de Ia unión mutua. Ahora se quiere que no exista ninguna diócesis, sea del ángulo de Ia tierra que sea, que no esté organizada ecuménicamente. El Directorio, que está cargado de realismo, se hace consciente de que no va a ser fácil que se monte una perfecta y completa organización en todas las diócesis, por falta, tal vez, de sensibilidad o perspectiva ecuménica. Por Io cual pide que, al menos, no deje de existir un Delegado Diocesano de Ecumenismo. Aunque, debe quedar claro que Io mejor, para cualquier diócesis del mundo, es que se llegue a Ia existencia viva de un "secretariado" o "comisión diocesana". La razón principal de esta "plena organización diocesana" está en Ia tarea fundamental que hay que realizar y que afecta a cada diócesis, según se dice en el número 2 del Directorio: "El movimiento
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