‹ Volver a los resultados
SUMMA > Biblioteca Digital > Revistas UPSA > Diálogo Ecuménico > 1966, tomo 1, n.º 3 > Páginas 319-320. María y la unidad de los cristianos
María y la unidad de los cristianos
Burgaleta, Rafael (O.P.)
MARIA Y LA UNIDAD DB LOS CRISTIANOS Fr. RAFAEL BURGALETA, O. P. Ante el problema de Ia unidad cristiana Ia figura de Ia Virgen adquiere un relieve especial. Podemos considerarla como inspiradora del espíritu ecuménico, como objeto de diálogo con los hermanos separados y como modelo de actitud abierta ante los demás cristianos. El movimiento ecuménico es una gracia del Espíritu Santo, que actúa en las comunidades eclesiales por encima de nuestras personales resistencias. La búsqueda de Ia unidad es, por tanto, una prolongación de Pentecostés. Una prolongación en Ia que actúa Ia ora ción de María, que repite Ia plegaria de Cristo en favor de Ia unidad en el amor. La actitud de Ia Virgen constituye un ejemplo para el cumplimiento de nuestra vocación cristiana : perpetuar a Cristo a través de nuestras vidas. No basta que Cristo haya orado por Ia unidad, si nosotros no hacemos nuestra esa intercesión, actualizándola y viviéndola. ¿ Es realmente María una "p:edra de escándalo" en el camino de Ia unidad? Muchas veces los cristianos de las diferentes iglesias hemos utilizado su figura como recurso en una apologética de poca altura. Los católicos solíamos fácilmente calificar a los protestantes de "enemigos de María" ; ellos, a su vez, nos llamaban con evidente injusticia "adoradores de Ia Virgen". El tiempo de las contiendas apasionadas ha terminado para dejar paso al diálogo sereno y objetivo. Serena y objetivamente es menester reconocer que Ia doctrina acerca de María no ha sido nunca un punto de discrepancia profunda entre las iglesias. Ha venido a ser más un argumento de galería que un obstáculo serio. Es cierto que Ia postura protestante ante el misterio de Ia Virgen no coincide en muchos puntos con Ia nuestra. Pero no es menos cierto que Ia raíz de Ia discrepancia ?e encuentra en Ia distinta solución que damos al problema de Ia justificación y de Ia cooperación del hombre con Ia gracia de Dios. Siguiendo el ejemplo del Concilio, los católicos hemos de subrayar Ia dependencia de María con respecto al misterio del Señor y, al mismo tiempo, evitar toda expresión imprudente que pueda deformar a los ojos de los hermanos separados el verdadero rostro de nuestra devoción mariana. No hemos de disimular en modo alguno nuestra doctrina acerca de los privilegios de Ia Virgen, tan solemnemente ratificados en los dogmas de Ia Inmaculada Concepción y 319
https://doi.org/10.36576/summa.1277
PDF
2
x
92,5 KiB (94.687 bytes)
/ / : :