|
LA IDEA DE IDENTIDAD NACIONAL EN AMERICA LATINA I.—INTRODUCCION
Uno de los problemas principales y de permanente actualidad (es decir, que preocupan hoy y han preocupado siempre) dentro del pensamiento y Ia cultura latinoamericanos, es el de descubrir y afirmar Ia identidad nacional de todos y cada uno de los pueblos de América Latina, en el sentido de acotar y establecer subjetiva u objetivamente, alguna realidad o algún carácter cuya toma de conciencia les permita el reconocimiento por sí mismos y por los otros, de sus propios rasgos, aptitudes y modos de vida, y de su propio contorno existencial, en suma, de su propia personalidad. Pero este problema —es muy importante advertirlo— no se plantea sólo en el nivel de una indagación teórica —por mero interés cognoscitivo—, sino que tiene una insoslayable trascendencia práctica, pues Ia identidad nacional se Ia busca primordialmente como un medio para recuperar Ia iniciativa en todos los órdenes de Ia existencia social e individual como un instrumento para reanudar nuestro proceso autónomo de formación pública y privada. Esto significa que Ia búsqueda emprendida supone Ia conciencia previa de una pérdida o una quiebra —por los consabidos factores políticos de Ia conquista y Ia colonización— de tal identidad, o por Io menos de un deterioro sustancial de Ia condición del hombre latinoamericano. Pero a Ia vez denuncia que este menoscabo o disminución de personalidad no son considerados ni mucho menos vividos, como definitivos o radicalmente insanables. No seria exagerado ni arbitrario decir, por Io tanto, que Ia idea de identidad nacional tiene para América Latina el valor y el alcance de las que Fouillée denominara ideas-fuerzas, porque, sin duda, es una idea que conlleva para nosotros poder histórico que es históricamente operante, y a un punto tal que Ia indagación que eUa entraña y promueve yo es para los pueblos latinoamericanos un modo de praxis. Sin eUa, en efecto, nada podríamos intentar, ninguna acción ejecutar, ningún propósito perseguir que albergaran para nosotros un verdadero significado histórico y social; y con ella, por el contrario, cobran sentido todas nuestras realizaciones presentes y pasadas y todas nuestras aspiraciones, fines y objetivos. La conciencia de nuestra identidad nacional (tal convicción abrigamos) es Ia que nos proporcionará el esto somos que nos permitirá decir —parafraseando a MaUea: por esto vivimos, padecemos, luchamos y amamos; por esto nos desangramos y morimos. Pero esta aseveración sólo tiene valor siempre que disipemos de
|