|
CULTURA NACIONAL Y FILOSOFIA DE LA HISTORIA EN AMERICA LATINA
Esta ponencia constituye el intento de determinar Ia naturaleza de dos exigências que, a nuestro entender, se han formulado siempre, implícita o explMtamente, a Ia cultura y al pensamiento filosófico latinoamericanos. La primera, más general, consiste en Ia demanda de que Ia cultura de cada uno de nuestros pueblos sea nacional; Ia segunda, más particular, se traduce en el requerimiento de que Ia filosofia latinoamericana, en cualquiera de sus manifestaciones nacionales, sea, en Io inmediato, fitosoffa de ia historia. I.—Cuando analizamos cada una de estas exigencias, advertimos que tanto una como otra conllevan, respectivamente, una clara definición política de Ia cutóura y de Ia filosofía En el primer caso porque, tal como Io hemos expuesto en nuestro reciente ensayo sobre 1La cultura como facticidad y reclamo', en Revista Cultura (Quito 1980) y en nuestro libro Conciencia histórica y tiempo histórico (Quito 1980), ninguna cultura, objetivamente considerada, es, por esencia o fatalmente, nacional. Entre los rasgos originarios que Ia definen y caracterizan está siempre el "de ser colectiva, y sólo es nacional cuando va acompaña de Ia voluntad de soberanía de un pueblo, es decir, cuando eUa misma configura y representa una afirmación más de Ia personalidad e independencia de ese pueblo, cuando es parte integrante de su autonomía, junto con las instituciones políticas que Ia fundan, apuntalan y salvaguardan. También agregamos que Ia connotación política que esa exigencia implica, revela que Ia misma no procede en Latinoamérica de una raíz romántica, porque los románticos entendieron Ia nacionalidad de Ia cultura pasivamente, como dada en Ia idicsincracia de cada pueblo, en su alma o su genio, esto es, como entidad no política, sino meramente espiritual, como el carácter propio de una totalidad que no depende, para ser o subsistir, de ninguna institución política, de ningún Estado, sino que, por el contrario, condiciona al Estado. Los románticos más radicalizados expulsaron de plano al Estado de Ia cultura, y los más moderados —como Guillermo de Humboldt— Io subordinaron a ella como Estado de cultura (Kulturstaat). Por consiguiente, Ia extracción de Ia idea latinoamericana de cultura nacional debe buscarse en las concepciones políticas de Ia Nación elaboradas en los siglos xvni y xix por los Iluministas, por Rousseau y, sobre todo, por Fichte y Hegel (especialmente el primero), que Uegaron a nosotros a
|