Los orígenes de Mujeres Trabajadoras Cristianas se remontan a 1941 con la creación de los Centros Obreros dentro del movimiento de Mujeres de Acción Católica, desde los cuales se favorecía el acercamiento de la Iglesia a las mujeres de clase trabajadora, y el impulso de la revista Para Nosotras. Para una mejor gestión de dichos centros, la jerarquía delegó su organización en los secretariados y vocalías y a su frente se situaron en 1943 los grupos de Mujeres de la AC y de las Jóvenes de la AC. Por tanto los comienzos de este movimiento estuvieron marcados por la tutela de algunos líderes de la Hermandad Obrera Masculina de Acción Católica, de los sacerdotes y también de las Mujeres de A.C. En 1946 la Iglesia decidió impulsar 4 movimientos de especialización obrera (Juventud Obrera de A.-C. -masculina y femenina, y la Hermandad Obrera de A.C. -masculina y femenina) bajo la dirección de la jerarquía eclesial con la publicación de las Normas de Especialización, así, la Hermandad Obrera femenina de A.C. (H.O.F.A.C.) nace con ese nombre el 8 de marzo de 1947. Pero no será hasta 1959 cuando este movimiento femenino quedará definitivamente constituido como Movimiento Especializado de la Acción Católica (según reconocían los estatutos de la AC.), y en 1960, con el permiso de la jerarquía eclesiástica, traslada la F al final (H.O.A.C.F.). En junio de 1988 cambia de denominación y pasará a llamarse Mujeres Trabajadoras Cristianas (M.T.C.).
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