|
reflexiones sobre una cristología a medio camino
127
Nada de lo que dice el autor se podría rechazar como absolutamente falso, ahora bien, de aquí parece inducirse en primer lugar que el pensamiento en su desarrollo no puede sobrepasar la lógica (descriptiva) de la inmanencia en sí, ni siquiera para adentrarse en las condiciones de posibilidad de que la realidad sea lo que es y de que Dios actúe como actúa y esté donde se dice que está. Se puede recordar aquí aquel axioma rahneriano que fundamenta el discurso teológico: la Trinidad económica es la Trinidad inmanente y viceversa, con todas las matizaciones que hagan falta. Aparece una alergia a la dimensión conceptual de la verdad que se asemeja a la alergia que todo grupo de tendencia gnóstica tiene al cuerpo. La mera posibilidad –dicen– y el fracaso continuo que experimenta el hombre en vivir de manera armónica con él contrasta con la necesidad de vida a la que se supone debe servir, lo cual termina por hacerle sospechoso y rechazable en sí. Los problemas que causa terminan por definirle como problema, sin que se acoja su valor propio aun en medio de su constitutiva ambigüedad y su torpeza para acontecer como cuerpo nuestro. Santo Tomás junto a la mejor tradición teológica hasta Rahner han hablado de la necesidad de mantener en el discurso sobre Dios la desemejanza sobre la semejanza en lo que se afirma (Letrán IV). Rahner, como este autor, ha llamado la atención sobre el olvido de este hecho en lo teología católica, sin que esto le haya supuesto, como sucede en el autor analizado, una desafección y rechazo de ella en bloque. Ser consciente del hecho y mantener una ascética en el discurso sobre Dios no debe equivaler a un sometimiento de la inteligencia conceptual (metafísica) con el cilicio casi-mortal de la narratividad. Y, en segundo lugar, parecería que todo el pensamiento cristiano, y el dogma cristológico especialmente, es simplemente la justificación trascendente de los juegos perversos del poder humano. Las afirmaciones en este sentido asustan incluso al autor que de vez en cuando las atempera con pequeños comentarios marginales. B. Forte comentando las incidencias políticas del monoteísmo y de la fe trinitaria afirmaba que “el dato teológico es más complejo que sus posibles utilizaciones funcionales”. Baste esta cita para ilustrar el límite que sobrepasa el autor. En el fondo el autor parecería no admitir la posibilidad de verdad sobre Dios porque ésta terminaría por ser excluyente. Y dado que toda religión se asienta en afirmaciones (objetivaciones) sobre Dios, ésta no es más que un estorbo para la afirmación de la vida en sí que es lo que realmente importa, lo que Dios mismo quiere suscitar y defender. El autor parece no darse cuenta de que la dimensión
|