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Juan Ramón Fuentes Jiménez
den revoluciones de tipo social y también de independencia. Todo ello influye en la configuración de su pensamiento político. Inglaterra en esos momentos es una sociedad más avanzada tecnológica y políticamente que el resto de Europa, pero es también una sociedad en la que los usos y costumbres victorianas tienen su influencia en la sociedad, en la política y en las relaciones entre los individuos. En este marco sociológico es en el que Mill defiende la esencia del ser humano, la libertad. Comprende ésta como el libre desarrollo de las capacidades que hacen ser a cada persona del modo en que es. A partir de aquí construye un sistema político sostenido en su perspectiva ética, el utilitarismo, resultando que lo que toda sociedad debe propiciar es desde los aparatos de poder, desde las instituciones y desde el trabajo de los gobernantes, una ciudadanía libre que se desarrolla en el mismo tenor porque el Estado fomenta y propicia el desarrollo de las capacidades de cada individuo. Para Mill el mejor sistema en este sentido es el de la democracia representativa. En este contexto es normal que Mill, frente a sus contemporáneos que ponían todas sus expectativas en las mejoras tecnológicas, él pone toda su esperanza en las mejoras del sistema educativo. Así, la educación se alza como herramienta fundamental en la vida política.
1. Libertad del Individuo y Poder del Estado John Stuart Mill presenta en su pensamiento una concepción de la persona como alguien cuya esencia es la libertad. A partir de aquí, el individuo que postula Stuart Mill ha de vivir en sociedad, de ahí su componente moral. Para Mill, como para otros filósofos anteriores a él, el ser humano es un ser moral cuyas acciones afectan a los demás, por ello afirmará que “nadie está completamente aislado; es imposible que nadie haga cualquier cosa perjudicial para él, sin que el mal no alcance a lo menos a sus vecinos y a menudo a otros más lejanos”1. Vivir en sociedad entraña una serie de implicaciones, tales como “primero, no perjudicar los intereses de los demás; segundo, en tomar cada uno su parte de los trabajos y los sacrificios necesarios para defender a la sociedad o a sus miembros de cualquier daño o vejación”2. Pero ese individuo tiene que actuar, ha de mostrar cuál es su praxis, en suma, ha de visibilizar su ética. La ética exige actuar, adoptar determinadas conductas, y en Mill se podría hablar, dada la esencia del individuo antes indicada, que su ética pretende ser ética de la libertad; pero la pregunta es ¿cómo ha de hacerse esto? La ética para Mill es el modo en que los
1 Cf., J. S. Mill, Sobre la Libertad, p. 160. 2 Op. cit., pp. 151-152.
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