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PRESENTACIÓN
Ante el momento transcendental de darse los españoles una nueva Constitución, se impone a todos una reflexión seria y madura. Nadie puede sentirse desinteresado, porque son muchas las cosas que nos jugamos en este texto del máximo rango jurídico. El dará sentido y unidad a todo el edificio legislativo del país. El cimentará también nuestra futura convivencia, que debería superar definitivamente tántos enfrentamientos históricos. Muchas voces han ido hablando en estos meses sobre el tema. Desde Ia perspectiva de los valores religiosos merece destacarse Ia declaración de nuestros Obispos en su XXVIl Asamblea plenaria. En ella auguraban «que el espíritu de solidaridad con que las fuerzas políticas han iniciado el proceso constituyente, siga afianzándose, para que Ia Constitución resulte estable, generosa y realista». En Ia misma perspectiva del hecho religioso, pero con su método propio, dos Universidades Pontificias, Ia de Comillas-Madrid y Ia de Salamanca, hermanadas en tareas comunes de investigación y estudio, congregaron en Madrid un amplio equipo de personalidades universitarias para analizar y valorar el Anteproyecto de Constitución, hecho público en el Boletín Oficial de las Cortes, el 5 de enero de 1978. Tres días de apretado programa de trabajo, del 13 al 15 de marzo, fecundos y sugerentes para todos los participantes; con eco también relevante en Ia prensa nacional. El Simposio optó como método de trabajo por el comparado. Pero con una interesante y novedosa peculiaridad: Ia de realizarse con Ia participación activa de profesorado extranjero. Podría ésta haberse establecido por igual con el de numerosos países que en épocas cruciales de su historia tuvieron que enfrentarse con problemas análogos a los nuestros y acertaron a darles una solución correcta y duradera en Ia propia legislación suprema. De hecho se inició Ia tarea de colaboración con profesores de las Universidades de Ia República Federal de Alemania.
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