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LA REFORMA DE LA CONGREGACIÓN DEL SANTO OFICIO De vieja y removida —vetus ac vexata— podemos muy bien calificar Ia cuestión concerniente a las reformas de Ia Curia Romana. Una simple mirada a Ia casi bimilenaria historia de Ia Iglesia nos traería el recuerdo de un buen número de Papas, que a tales reformas dedicaron sus preocupaciones y desvelos. Un Juan XXII, por ejemplo, que ya en el siglo XIII, perfecciona y consolida Ia Rota Romana para entender en los litigios "que venían de fuera y no podían ser resueltos inmediatamente por el Papa"1. Un Pablo III, que en el año 1542 —tiempos difíciles, en verdad, por el arrollador desborde de Ia reforma protestante en Europa— instituye Ia Santa y Universal Inquisición Romana 2 , un día encomendada a las Ordenes mendicantes, Dominicos y Franciscanos entonces, por los Pontífices Gregorio IX e Inocencio IV3. Un Pío IV, que en el año 1564, ejecutando las disposiciones del Concilio de Trento, erige Ia Congregatio interpretum Concilii Tridentin?, con Io que pondrá los fundamentos de Ia Congregación, que aun en nuestros días se llamará Ia del Concilio. Un San Pío V, antiguo inquisidor y procedente de una Orden histórica y gloriosamente inquisitorial, que refuerza material5 y doctrinalmente con Ia Congregatio lndicis, Ia fundada por Pablo III6. Es más, pues, como se lee en Ia Guida delle Missioni Cattoliche (Roma, 1934), "si venne sotto Pio V all'istituzione di due commissioni cardinalizie per la conversione degli infedeli e per il ritorno degli eretici"7, con Io que San Pio V
J. MARx: Compendio de Historia de Ia Iglesia, traducción del P. Ramón Ruiz Amado, S. J., Barcelona, 1924, p. 399. 2 Cfr. Chr. BERUTTl, O. P. : De Curia Romana, Notulae historico-exegetico-practicae, Romae, 1952, Officium Libri Catholici, p. 21; F. X. SEPPELT-G. ScHWAiGER: Storia dei Papi, vol. 3, Edizioni Mediterranee, Roma, 1964. 3 Chr. BERUTTi : op. y loc. cit. 1 J. MARX: op. cit., p. 534; A. BLAT: Commentarium Textus, ed. altera, Romae, 1921, vol. 2, p. 258, n. 244. 5 Aludimos al siguiente hecho que cuentan los historiadores: "Los males de esta guerra (contra el Imperio español) y Ia severidad excesiva del Papa (Pablo IV) Ie hicieron odioso, en términos que, después de su muerte el populacho asalto al Palacio de Ia Inquisición y el Convento principal de los Dominicos y destruyó las estatuas del Papa". Véase J. MARX: ob. cit., p. 564. Una de las primeras preocupaciones de San6 Pío V fue Ia de reconstruir el incendiado Palacio. Véase Chr. BERUTTi: ob. cit., p. 24. Pueden ampliarse estas breves notas históricas consultando los siguientes trabajos: H. VoLMAR: Romana Curia a aPio X Sapienti Consilio reformata, Roma, 1951; N. DEL RE: La Curia Romana, ed. 2. , Roma, 1952; F. ROBERTl, en Ia Revista Apollinaris, 1952, De Curia Romana ante pianam reformationem; MoNiN A.: De Curia Romana, Lovanii, 1912. 7 Texto citado por Chr. BERurri: ob. cit., p. 44, nota 3.
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