|
APELACIÓN CONTRA LA SENTENCIA DEL JUEZ DELEGADO
La cuestión que en el presente estudio nos proponemos dilucidar, ya que no podremos definitivamente resolverla, se plantea en estos términos: ¿la apelación contra Ia sentencia dada por un juez delegado debe proponerse ante el superior del mismo delegante, omitido este último ? La cuestión penetra a fondo en Ia base misma del proceso y de ella depende Ia validez de las actuaciones posteriores. En esta cuestión, más que en otras, se hace imprescindible un amplio recorrido histórico, no por mero afán de erudición, sino para revisar textos legales ydoctrinas de autores, que a Io largo de muchos siglos, unas veces por olvidados y otras quizá por no bien citados o rectamente interpretados, han contribuido a oscurecer Ia cuestión que nos ocupa. Estudiaré Ia evolución histórica, tanto Ia legal como Ia doctrinal, primeramente en el Derecho romano y después en el Derecho canónico.
A) EN EL DERECHO ROMANO
Por Io que al Derecho romano concierne, debemos advertir con el Profesor Ricardo ORESTANO (i) que el instituto de Ia apelación es una creación de Ia cognitio éxtra ordinem, y por Io mismo propio de Ia edad imperial. La apelación, tal como existe en esta época, no debe confundirse con Ia intercessio que podía ejercitarse algunas veces en el ordo iudiciorum privatorum. En éste podían distinguirse las decisiones tomadas in iure por el pretor y las tomadas in iudirio por el juez privado o por el coleg:o de jueces. Contra las decisiones del pretor estaba concedido, ya al actor, ya al reo, el pedir Ia intervención de los cónsules o de los tribunos, intervención que sólo podía proponerse en forma de intercéssio, y que producía, el efecto de paralizar ïa provisión o decisión, pero sin reformarla o anularla. Contra las decisiones de los jueces no existía remedio alguno. La misma intercessio era ineficaz respecto de ellas, en cuanto no eran actos de un magistrado, y por Io mismo no estaban sometidos a Ia acción paralizadora
(1) Nvei
|