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A NUESTROS PROFESORES JUBILADOS
Durante la última década, pausadamente, hemos visto cómo un año sí y otro también se jubilaban o, por desgracia, desaparecían los maestros de la primera hora de nuestra Facultad. Hombres todos que se prepararon concienzudamente en el último lustro de la década de los años cincuenta y que comenzaron a ejercer el magisterio inmediatamente después. Fueron ellos, batalladores de primera hora, quienes hicieron realidad la tercera Facultad de Pedagogía de España, consolidaron los estudios y les dieron lustre, y, por lo que se ve ahora que la herencia es palpable, lustre de importancia: diseminados por los departamentos de educación de casi todas las universidades públicas hay catedrádicos y profesores titulares formados en la Pontificia; pero también en las empresas, instituciones, centros docentes, ICEs... Todo parece indicar que ha sido una gran cosecha. El primero en decirnos adiós, hombre de una generación anterior a la de la mayoría, fue Josefat Alcalde, a quien había precedido la desaparición prematura de Anunciación Febrero y la de Antonio Garméndia. Juan Antonio Cabezas, figura de primerísima hora y protagonista de primera fila, nos dejó antes de la jubilación, aunque con una gran cosecha de años, docencia y discípulos. Después, en poco tiempo, Manuel Fernández Pellitero y Jorge Sans Vila, con más de treinta y cuatro años de docencia. Poco después desaparecía, ya alejado durante años de la Facultad, el que podemos considerar gran artífice y batallador en la consolidación de nuestros estudios: Claudio Vilá Pala. 9
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