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Las experiencias de adversidad temprana constituyen un potencial factor de riesgo para el desarrollo normativo infantil. La adopción es una de las principales vías de protección para la infancia y una de las que suponen aparentemente más riesgos. El cambio positivo que supone en la calidad de vida de estos niños, favorece la restauración de bienestar. Sin embargo, no se pueden ignorar las graves consecuencias de las que se derivan diversos problemas psicológicos, físicos y de carácter social. El abordaje terapéutico de estas dificultades desde la teoría del apego, parece resultar el más indicado para la obtención de unos mejores resultados respecto los problemas de relación. La familia representa una parte fundamental en la reconstrucción delos elementos dispersos de la identidad y su papel para la salud del niño debe ser enfatizado.
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