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La lectura es un proceso que la gran mayoría de las personas desarrollan a lo largo de su vida, concretamente en su etapa escolar, aunque sigue perfeccionándose durante toda la vida adulta. Esta habilidad requiere el funcionamiento de diversos procesos complejos que se agrupan en dos actividades principales: la decodificación y la comprensión. Esta última es muy importante porque no es lo mismo leer que leer de forma comprensiva. Comprender un texto escrito implica obtener una información de dicho escrito y ser capaz de incluir esos conocimientos a los existentes previamente en la memoria. El acceso a la información y la lectura se puede realizar a través de dos vías de información: la ruta léxica, que implica la lectura global, y la ruta fonológica, que precisa de la conversión grafema-fonema. Debido a la complejidad del proceso lector, pueden darse diferentes alteraciones en los procesos que provocan la aparición de trastornos. La dislexia evolutiva forma parte de estas dificultades, provocando graves problemas al tratar de leer un texto escrito. Este tipo de dislexia se caracteriza por perjudicar el proceso lector sin que exista un daño causante y dando lugar a secuelas a nivel personal, social, escolar y emocional en quien lo padece. A causa de los diferentes procesos implicados en la lectura, pueden darse diferentes tipos de dislexias en función de la fase afectada: dislexia fonológica (afecta a la vía léxica), dislexia superficial (problemas en la vía sub léxica y en la conversión grafema-fonema) y dislexia mixta (alteraciones en ambas vías). El tipo de dislexia presente en cada persona da lugar a diversos síntomas lectores, conductuales, cognitivos,... y variables según la persona, pues la dislexia es un trastorno heterogéneo. El éxito de un tratamiento adecuado comienza por una detección precoz y una evaluación exhaustiva que incluya pruebas en diferentes niveles y a diferentes profesionales. Una evaluación tiene que ser interdisciplinar y examinar los diferentes ámbitos que pueden verse afectados en casos de dislexias: procesos cognitivos, perceptivos y psicomotores, la lectura y aspectos socioemocionales. Es importante descartar la presencia de dificultades a nivel cognitivo o perceptivo porque, en ese caso, no se trataría de una dislexia evolutiva. Tras la evaluación, se procede a realizar una intervención cuyo objetivo final sea conseguir un nivel adecuado en los procesos lectores para el niño afectado. La intervención se realiza en base a las características de cada paciente y suele tratarse de un proceso largo, que requiere mucho trabajo y dedicación de las diferentes personas implicadas. Por último, como los afectados suelen ser niños, es importante una buena comunicación entre la familia, los profesionales y los maestros para ofrecer a cada niño un trato individualizado y personalizado.
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