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Discurso de inauguración del I Congreso Mundial de prensa y publicaciones gratuitas
En primer lugar quiero agradecer a los organizadores de este primer Congreso Mundial de prensa y publicaciones gratuitas que me hayan invitado a participar en su sesión inaugural. Sin duda, la presencia importantísima de los medios gratuitos en nuestras sociedades, en nuestras calles, en nuestra vida diaria, y su peso cada vez mayor en el escenario global de los medios de comunicación, hacían muy recomendable la celebración de un encuentro como el que hoy nos reúne. Un encuentro en el que conocer y analizar las distintas realidades, compartir experiencias y pensar juntos en el futuro. Les felicito, por tanto, por la organización de este congreso que, no me cabe duda, resultará fructífero para el sector y para la sociedad a la que sirve. Yo tengo que decir que desde hace varios años no voy a trabajar en metro ni en autobús. Algunos responsables políticos dicen que sí lo hacen. Ellos lo consiguen. Yo tengo que reconocer que no. Pero sí me llama la atención y me fijo siempre en los repartidores de los periódicos gratuitos haciendo su tarea entre los viajeros que bajan o suben de sus medios de transporte camino a su trabajo. Realmente han cambiado el paisaje urbano. Le han puesto color y le han añadido noticias. Dos cosas que son muy buenas para todos. Y es curioso porque, como decía el escritor bilbaíno Pedro Ugarte en un artículo que escribía sobre esta nueva presencia en nuestras ciudades, un fenómeno tan novedoso como son los diarios gratuitos nos ha traído una estampa del pasado, la estampa de aquellos chicos de gorra ladeada que repartían los periódicos de a penique, en un nuevo y contemporáneo cuadro costumbrista. Y sí. Hay más paralelismos, más coincidencias. El profesor Benedict Anderson, en su ya clásica obra Las comunidades imaginadas, otorga una importancia crucial a la imprenta y a la prensa como uno de los factores esenciales en la creación de los Estados nación y del sentimiento de pertenencia a esos estados por parte de los ciudadanos. La lectura de la prensa cada mañana por parte de los que viven en un mismo territorio es, en su lúcida interpretación, una ceremonia masiva que
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