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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
Salmanticensis 46 (1999) 463-483
L. H. Rivas, Dios Padre en las Sagradas Escrituras (Buenos Aires: Paulinas 21999) 135 pp. Tras Ia introducción, el autor dedica una primera parte a los antecedentes. Rastrea Ia paternidad divina en las culturas antiguas, Mesopotamia y Canaan, Egipto y Ia cultura helenística. Pasa luego al AT, señalando Io que se encuentra en las más antiguas tradiciones, los profetas del siglo vio, el Deuteronomio, el himno del Dt 32, Jeremías, el Segundo y Tercer Isaías, Malaquías, el Rey davidico en cuanto que es visto como hijo de Dios, Dios padre de huérfanos, los 'hijos de Dios' y Ia tradición sapiencial. La concepción de los dioses inferiores de las antiguas culturas, asistentes del dios principal, es aplicada por Israel a los servidores de Yavé enviados como ministros y mensajeros. Estos «hijos de Dios» gozaban de Ia cercanía divina, pero de ninguna forma compartían Ia divinidad. A su vez Ia tradición sapiencial ha enseñado que los justos llevan también el nombre de «hijos de Dios». En el mismo estilo que los gobernantes de las naciones vecinas, el rey de Israel ostentaba el título de «hijo de Dios», pero sin suponer un origen por generación o entendiendo que esta tenía lugar en el momento de Ia entronización. Se trasladaba a su persona, como representante de todo el pueblo el vínculo entre Yavé e Israel. Nuestro autor nota en una primera conclusión que las concepciones primitivas de que los pueblos tenían un origen divino y de que sus gobernantes habían sido engendrados por dioses, pasan a los israelitas; pero solamente en el nivel del lenguaje. En Israel no se describe una historia de los dioses, sino una intervención especial de Yavé en Ia historia del pueblo, a partir de Ia cual se Ie llama «Padre». La idea que sustenta este título de Dios como padre de Israel es el vínculo originario de Ia alianza. La paternidad divina entendida de esta manera es invocada cada vez que el pueblo se encuentra en una situación de angustia. También se entiende que Dios se comporta como padre con Israel cuando Ie exige un determinado comportamiento, Io corrige y Io reprende. Estas circunstancias sirven también para destacar el amor de Dios. Tras una tercera parte, sobre el período intertestamentario y el judaismo, Ia cuarta y, como era de esperar, Ia más amplia, va dedicada al NT Pondera las palabras de Jesús, Ia invocación «Abbá», los textos propios de Q y de Mt y Lc, así como los evangelios sinópticos en conjunto. Tras un apar-
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