|
EBLA: REALIDAD, ESCOLLOS, HORIZONTES
El año 1964, Ia Misión Arqueológica Italiana en Siria, bajo Ia dirección del Prof. Paolo Matthiae, de Ia Universidad de Roma, inicia Ia exploración arqueológica de TeIl MardIh, montículo de 56 hectáreas situado unos 55 Kms. al sudoeste de Alepo. Matthiae elige el sitio con pupila de zahori. Las entrañas de TeIl Mardíh están henchidas de historia. En su quinta campaña de excavaciones, Ia Misión Arqueológica Italiana exhuma el torso mutilado de Ia estatua que «Ibbit-Lim, hijo de Igria-yepa, rey de Ia estirpe eblaita-, había dedicado a Ia diosa EStar. Asi reza Ia inscripción acádica grabada en el torso de basalto. Buena base para Ia identificación de Tell-Mardïh con Ia ciudad de EbIa, mencionada en textos mesopotámicos. Prosigue Ia exploración sistemática del tell. Bajo las piquetas fervorosas van emergiendo distintos niveles de ocupación. Se excava el Palacio Real G, del tercer milenio. En una de sus salas se encuentra, el año 1974, el primer lote de tablillas: 40 números de inventario. El año 1975 acontece el hallazgo de los Archivos de Estado, con unas 14.000 tablillas y fragmentos. El «pequeño almacén» ofrece otras mil piezas. Durante Ia campaña de 1976 se recuperan más de 1.500 números de inventario —tablillas y fragmentos— en distintos locales del Palacio. En EbIa. Un impero ritrovato (Torino 1977), Paolo Matthiae refiere las etapas de su brillante empresa arqueológica y traza el perfil histórico y cultural de Ia ciudad que floreció aproximadamente entre el 2.400 y el 1.600 a.C. El autor da cuenta minuciosa de los hallazgos, interpretándolos y situándolos en el espacio y en el tiempo. Estudia analíticamente Ia arquitectura, Ia escultura, Ia glíptica y Ia cerámica de cada período, poniendo de relieve sus rasgos originales y sus relaciones con Ia tradición mesopotàmica. Muestra, en fin, cómo EbIa ilumina una franja importante de Ia historia antigua del Próximo Oriente.
|