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BECENSIONES
amplitud y acierto el significado de Ia presencia española. Hemos registrado varios centenares de referencias a Felipe II y sus embajadores, así como a las figuras más notables de Padres y teólogos españoles. La constante tensión que mantuvieron con Ia Curia romana (Legados) a raíz de cuestiones muy fundamentales, obliga al historiador a pronunciarse de alguna forma sobre Ia respectiva actitud de fondo de ambos bandos. La sombra de antipapalismo que en su tiempo manejaron malévolamente algunos interesados contra el episcopado español y que luego perduró en ocasiones en Ia historiografía, queda despejada suficientemente por Jedin, que ve con simpatía a nuestro episcopado como Ia más vigorosa fuerza reformista, que soñó cosas que llegarían a razón en el Vaticano II (II, 51). Con una perspectiva más alta que Ia meramente nacional-como debe ser Ia historia de un concilio—, Jedin justiprecia Ia parte de España en Ia fase decisiva del Concilio de Trento. Sus páginas finales «Ruckbick und Ausblick» comprendían con Ia madurez de su vasto saber Ia visión global de Jedin sobre las luces y sombras del concilio, sobre sus posibilidades reales, su grado de libertad, su actitud ante el protestantismo, etc. Ante Ia envergadura de Ia obra y del autor, cualquier minucia crítica resulta improcedente y de ninguna manera puede contrapesar los títulos de estima y gratitud que suscita una obra que nos reconcilia con Ia maltratada institución universitaria, de Ia que es sazonado fruto. A su vista, recobra vigor Ia vieja copla tópica: «Vivat Accademia, vivant professores». La ejecutoria de Jedin justifica ampliamente el hondo deseo expresado en esa aclamación. J. Ignacio Tellechea Idígoras
3) Filosofía
J. L. Aranguren, Moral y Sociedad. La Moral Social Española en el siglo XIX, (Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1970) 204 pp. Como resultado de su contribución al Seminario de Humanidades, constituido en el seno de Ia Sociedad de Estudios y Publicaciones, el prof. Aranguren publicó este librito ya clásico, cuya cuarta edición tenemos ante los ojos. En él estudia los mores, las formas de vida colectiva, o el espíritu de «los usos e instituciones de cada uno de los períodos de tiempo que pueden ser considerados como unidades de significación en Ia historia de España del siglo XIX». Aunque el autor no pretende hacer obra de historiador ni de erudito, según él mismo confiesa, su reflexión no puede menos de resultar interesante tanto para el historiador como para el sociólogo, para el moralista como para el político, por cuanto Ia época aquí estudiada, aun «perteneciendo al ayer, se prolonga hoy y nos sigue importando inmediatamente». Esta impresión liminar se agudiza al considerar que, tras un largo paréntesis histórico, los ineludibles problemas de siempre se nos replantean en Ia actualidad, con esquemas ya claramente esbozados en el siglo pasado. El autor, en efecto, no se confiesa partidario de esbozar en este libro una historia de las ideas morales, sino de intentar una reflexión sobre los mores, es decir, sobre el comportamiento efectivo y real, siempre sometido a un triple condicionamiento: económico, social y político. La Economía política,
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