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La biblioteca griega de Martín Pérez de Ayala
Una de las facetas del Humanismo español, por desgracia apenas estudiado, es el coleccionismo de libros, tanto manuscritos como impresos, que embargó el ánimo de casi todos los eruditos hispanos del siglo xvi. Las soberbias colecciones que formaron estos bibliófilos fueron, al menos algunas, tan extraordinarias que se podían comparar con las mejores de Europa. Las ediciones procedían de cualquier lugar europeo, a veces de los más recónditos, Io cual es una muestra de que estaban al tanto de Ia producción de las más distantes editoriales, como se comprueba repasando los inventarios de las bibliotecas de nuestros humanistas, que afortunadamente abundan, aunque en parte todavía estén inéditos. El acopio de códices adquiridos por doquier fue muy nutrido y se enriqueció el patrimonio librario nacional en tal cantidad, sobre todo de manuscritos en lengua griega, como no ha llegado a suceder en los siglos posteriores; de modo que se puede afirmar con certeza que Ia mayor parte de códices griegos que constituye hoy el fondo manuscrito de procedencia extranjera fue adquirido en el siglo xvi. Felipe II es el más importante coleccionista de esta centuria, pues creó en El Escorial una biblioteca tan extraordinaria por su caUdad y cantidad comparable a las mejores de Europa. La magnificencia regia se puso por encima de todos los cultos bibliófilos de Ia nación, ya que disponía de más medios económicos y de más fáciles y extensos contactos por toda Europa a través de sus embajadores, de modo que bien decía el humanista Alvar Gómez de Castro, k>ngae sunt manus regis.
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