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BIBLIOGRAFIA
GRIEGO
G. A. Privitera, Dioniso in Omero e nella poesia greca arcaica (Roma, Edizioni dell'Ateneo, 1970) 166 pp. La «premessa» del autor nos informa perfectamente del contenido de Ia obra. Este trabajo se remonta a una deuda del autor con el I Congreso Internacional de Micenologia. Según Privitera, Ia existencia de Dioniso en Pilos implica un culto de parte de los señores de aquel lugar. En consecuencia, hay que revisar Ia tesis que sostiene que el dios Dioniso está ausente de Homero, en cuanto que cs extraño y enemigo de las clases dominantes. El autor se enfrenta con Ia tesis que defendía que Dioniso es una divinidad reciente, ya que no Ia vemos atestiguada en el Linear B. Y trata de probar Ia falsedad de Ia opinión de Wilamowitz que quería ver en el culto de Dioniso un origen plebeyo, despreciado por esta razón por Ia sociedad, Ia religión y Ia poesía aristocrática. Aurelio Privitera nos advierte en el prólogo de su libro del riesgo que encierran estudios como el suyo cuando no se analizan debidamente. «Problemi come in questo libro sono irrelevanti per Io storico della religione, per il quale, oltre tutto, un luogo di Omero o di Nonno testimonia Dioniso a pari titolo, come se il dio esistesse atemporalmente da qualche parte e non fosse ogni yolta li e allora secondo gli orientamenti culturali di quella determinata società. I classicisti che trascurano Ia componente religiosa presente ovunque nella letteratura greca arcaica, perché pensano che gli storici della religione siano i più adatti a trattarla, hanno abdicato prima di trovarsi un erede: Ia conseguenza è che siamo fermi ancora a Wilamowitz», p. 10, n. 1). En tres capítulos expone su opinión Privitera que luego Ia resume en Ia Conclusión. En el primer capítulo acepta Ia opinión de los que admiten que las sagas de resistencia tienen valor eminentemente ritual. Luego examina tres situaciones que se Ie antojan ejemplares: Atenas, Patras y Lesbos, para concluir que durante los siglos oscuros el dios Dioniso fue «común». Interpreta a continuación su presencia en Ia Esparta del siglo vii y Ia política de los tiranos del siglo vi como una confirmación de que Dioniso, cuando se formaron los poemas, debía ya ser venerado por todos sin distinción de clases. El capítulo II recompone las líneas principales de Ia tradición erudita en torno a una antigua «mousiké» dionisíaca culta. El autor defiende Ia antigüedad y originalidad del episodio de Licurgo en Homero. Agudamente trata de descubrir en los lugares de Homero, de Hesíodo y de los Himnos, señales de una dicción formular, con el intento de evocar, sobre Ia base de elementos concretos aunque muy pálidos, Ia hipotética tradición de los aedos dionisíacos anteriores a Eumelo. En el capítulo siguiente analiza Ia actitud de Homero, de Hesíodo y los poemas del Ciclo para encontrar allí una confirmación a su teoría. De todo el material analizado por Privitera se advierten dos tendencias: Ia una aristocrática, tradicional, seguida por Homero, por Alceo, por Teognis, y cuyo máximo teorizador es Píndaro, que pre-
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