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La epístola antipriscilianista de S. León Magno
Ni las disposiciones canónicas acordadas contra el priscilianismo en el concilio de Zaragoza del 380 l, ni Ia sentencia civil y condena capital dictada por el usurpador Máximo y ejecutada en 385 2, ni Ia abjuración de los errores priscilianistas por parte de Simposio y Dictinio y otros obispos de Ia provincia de Gallaecia en el concilio de Toledo del 400, pudieron cortar de raíz y con eficacia eliminatoria el virus de esta herejía, que tanto se había extendido por el Occidente de Ia Hispania romana. Así que pocos años después de Ia muerte del heresiarca, a favor y al calor del desorden que acarrearon las hordas de Ia Gran invasión, Suevos, Vándalos, Alanos, luego Godos, que impedían Ia reunión de los concilios y sínodos, con Ia consiguiente relajación de Ia vigiümcia por parte de los pastores eclesiásticos, rebrotó con vigor Ia ponzoña, que se creía desaparecida. Hidacio (Chron. an. 387) nos confirma este reflorecer de Ia herejía: Exin in Galta,etiam
1. Cf. Cesaraugustano I, cánones II, ni, IV, VI, VII (SAENz DE AcuiRRE, Collect. Maxim. Concil., R,omae 1753-55, III, pp. l-2 ; LABBE-MANsi J., DoMiNicus, Sacrorum Conc. nova et amplis. collectio, V, pp. 634^35. 2. Cf. PROSPERO DE AQuiTANM, Chronicou, p. secunda, PL 51, 586A-B ; M. G. H., Chr. min. I, p. 462: Arcadio et Bautone eoss... Priscillíanus in synodo Burdigalensi se damnandum intelligens, ad imperatorem Maximum prouocauit, auditu^que Treuiri» aö Enoäio praefecto praetorio, a Maximo gladio addictus est, cum Eucrocia Delphidii rhetoris coniuge et Latroniano, aliisque erron,s cAcio, Chron., an. 387 (M. G. H., p. 15, n. 16).
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