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DiEct. XXK, n. 94-95 (1994) 395-398
SERMON EN LAS VISPERAS CATÓLICAS DE RITO ROMANO Romanos 12,10-12
Sábado, 7 de agosto de 1993 Capüla del Seminario Metropolitano de Santiago de Compostela
Con demasiada frecuencia el Movimiento ecuménico no puede progresar porque muchos se aferran a Io que es imposible por el momento y no tienen en cuenta las numerosas posibilidades que tienen a su alcance; otros esperan a que se resuelvan todos los problemas en lugar de abordar Io que es realizable en el acto y sin dificultad. El Apóstol de los gentiles nos muestra cómo salir de esa situación de estancamiento: nos presenta un programa de acción inmediato, concreto, progresivo y universal. Un programa que es posible realizar de inmediato en cualquier lugar: en todas las iglesias, en todas las comunidades, en todos los países del mundo. Cada vez que nos dejemos guiar por el llamamiento de San Pablo, avanzaremos en el camino hacia Ia plena unidad. Las tres frases de nuestra lectura nos confrontan, como mínimo, a ocho preceptos. El primero dice: «Amándoos cordialmente los unos a los otros» (Rom 12,10). Cualquiera que sea Ia actitud de los que nos rodean, sean éstos nuestros amigos íntimos o personas menos allegadas, que se encuentren más o menos cercanas o alejadas de nosotros, les debemos todo nuestro amor fraterno, un amor «de hecho y en verdad» (1 Juan3,18).
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