|
IV INFORMACIÓN ECUMENICA
LA ASAMBLBA DB UPSALA
Quizá Io más elocuente entre los distintos actos a los que asistí de Ia Asamblea de Upsala haya sido el sUencio. Aquel silencio denso y profundo que alternaba con los cánticos y las oraciones en el acto litúrgico de Ia clausura de Ia Asamblea en Ia tarde del viernes, 19 de julio. Un oficio especialmente preparado para esta magna ceremonia, en Ia que ocupó Ia parte principal Ia Biblia, con el rezo de ayunos salmos y cuatro lecturas del Antiguo y del Nuevo Testamento, hechas en hebreo, rumano, griego e indonesio. Hubo cánticos bien puh'dos y oraciones pronunciadas en inglés y francés. Emocionante el recitado del Símbolo de Nicea por toda aqueUa concurrencia, formada por todos los Delegados de Ia Asamblea y los grandes responsables de las iglesias miembros, vestidos con variedad de gustos y poUcromia de atuendos. Impresionante asimismo el avanzar de unos cuantos jóvenes, al final de Ia ceremonia, a Io tergo de Ia nave central de Ia Catedral, portando pancartas con letreros alusivos al momento. Pero Io que más me llamó Ia atención de todo fue el silencio. Un silencio sonoro que resonaba en las naves beUísimas de aqueUa catedral gótica que ha recogido el aliento espiritual de Suecia a
337
|