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IMPLICACIONES PARA LA ETICA DEL NACIMIENTO Y DESARROLLO DE LAS CIENCIAS DEL HOMBRE
I
SOBRE EL NACIMIENTO, NATURALEZA Y DESARROLLO DE LAS QENCIAS HUMANAS 1. EL PROBLEMA
El problema que me propongo estudiar es el de si entre ciencias del nombre y ética cabe señalar zonas de fricción, incluso de antagonismo ; o si más bien debe hablarse de concurrencia, complementariedad, implicación o de alguna otra cosa parecida. Introductoriamente, qué sean las ciencias del hombre y cómo han venido a constituirse. Entendiendo por ciencia cualquier forma de saber razonado, y por hombre el campo de su naturaleza y el despliegue de su acción tal y como aparecen a Ia experiencia, una ciencia del hombre es tan antigua como el hombre mismo o, al menos, tan antigua como los intereses por obtener explicaciones reflejas sobre su realidad. Ciencias del hombre, incluso principalmente del hombre, se han dado en todas las culturas. Para Ia occidental, y desde Grecia, las historias señalan uno de sus períodos, el que arranca de Sócrates en debate con los sofistas, como antropológico. Asuntos como los psíquicosociales y ético-poHticos atraen preferente atención en los clásicos de ese pensamiento '. EHo vale con mayor fuerza en relación —dentro de Ia tradi1 «El interés científico por las cuestiones sociales y políticas no es menos antiguo que el interés científico por Ia cosmología y Ia física; y hubo períodos en Ia antigüedad (estoy pensando en Ia teoría política de PUrtón y en Ia colección de constituciones de Aristóteles) en los que podía parecer que Ia ciencia de Ia sociedad iba a avanzar más que Ia ciencia de Ia naturaleza» (K. Popper, La miseria del Mstorícismo, tr. Pedro Schwartz, Madrid 1973, 15). Desde Galileo el concepto de ciencia cambia y, con arreglo a ese nuevo concepto de ciencia, es Ia física Ia que hace "avances inesperados" ; desde Pasteur, «el Galileo de Ia biología, las ciencias biológicas han avanzado casi tanto. Pero las ciencias sociales no parecen haber encontrado aún su Galileo» (Ibid). EIIo quiere decir, por una parte, que un modo de ciencias del hombre es tan antiguo como Io es el interés humano por conocer; por otra, que el conocimiento en el caso tiene un ouestionabk estatuto de ciencia. HIo es que, si desde Descartes, Us cuestiones del hombre, tal y como eran estudiadas por Ia antigua filosofía, presuponían capacidades "más que de hombre" (Discurso del método I, Descartes habk en concreto de las cuestiones debatidas por los teólogos), Sócrates pensaba que esas cuestiones eran las únicas a medida humana, y que las cuestiones de cosmología y de física, y "sin intención de menospreciar tal ciencia", sólo están al alcance de "sabios con una sabiduría sobrehumana", al menos él no se creen en posesión de eUa. De Io que él se ocupa es de "examinarse a sí mismo y a los demás", interesándose por el ahna y te virtud (Apología, 20e, 30a; cf. B. Sndl, Las fuentes del pensamiento europeo, tr. José Vives, Madrid 1965, 213).
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