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Una tesis doctoral, para ser tal cosa —dicen los cánones académicos—, debe al menos
cumplir uno de estos dos requisitos: decir algo nuevo, esto es, expandir el conocimiento que se
tenga de un asunto, o aportar una nueva perspectiva de alguna cuestión de la que ya se tiene un
conocimiento asentado y comúnmente aceptado como sólido. Umberto Ecco hablaba al respecto
de tesis de investigación o de tesis de compilación: o el nuevo doctor trae a la palestra académica
un trozo desconocido del conocimiento que somete al parecer de la comunidad científica, o
introduce un nuevo vector en un panorama del saber ya asentado que permita una innovadora
lectura del mismo con nuevos y desconocidos frutos hasta la fecha.
La pretensión de esta tesis y de quien la ha trabajado tiene la osadía de ser una tesis de
investigación en el primero de los sentidos expuestos, sin seguridad plena de hasta qué punto será cumplida, pero seguro ya de los resultados obtenidos en alto porcentaje
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