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Diálogo Ecuménico t. XLVIII, n. 150 (2013) 165-181
INForMEs
TESTIMONIO DE UN CAMINAR ECUMÉNICO
introducción
Comienzo por agradecer a la Asociación Ecuménica Internacional (IEF) el honor que me ha hecho invitándome a participar en su 42 Congreso.
Aunque ya en la situación de obispo emérito, sigo «peregrinando» con el mismo entusiasmo con que acompañé, en la década de los setenta del siglo pasado, el inicio del caminar ecuménico en Portugal, que integraba los primeros encuentros de cristianos de distintas confesiones en torno al estudio de la Palabra de Dios, con corazón abierto y con mucha esperanza. ¡Cuántas veces, como los primeros cristianos en relación a la parusía, me sentí arrebatado, en alegre confianza, viviendo la experiencia de la diversidad, y pensando que era el tiempo en el que se iba a cumplir la voluntad del Señor: Que todos sean uno.
Y entiendo que a eso se debe la invitación a participar en este Congreso. La verdad es que, no siendo yo teólogo, y perteneciendo a una Iglesia minoritaria en el cuadro religioso de mi país, aunque forme parte de una comunión de Iglesias a nivel mundial, queda como única razón de la invitación mi experiencia de más de 40 años de caminar ecuménico. Por lo tanto, a modo de testimonio, empezaré con sencillas referencias de recuerdo de los momentos vividos, y compartiré el pensamiento elaborado a lo largo de estos años de participación en el diálogo institucional, en organizaciones ecuménicas
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