|
Papeles Salmantinos de Educación -Núm. 1, 2002Facultad de Pedagogía, Universidad Pontificia de Salamanca
EN TONO MENOR
Esta revista contaba hasta ahora (¡Dios mio, sólo un número!) con cuatro secciones: artículos, notas y experiencias, libros, y vida académica. Ahora se abre otra nueva: “En tono menor”, por abreviar, porque completa debería llamarse “Reflexiones pedagógicas en tono menor”. Pero abreviemos sin olvidar las “reflexiones”, que de eso va. El origen está en la puya disimulada de un profesor jubilado. De él recibí hace unos días una nota que decía textualmente: Doctor —¡malo cuando empieza así!—, en tu revista una Sección con artículos como éste quizá le daría humanidad. Y adjuntaba el de Lorenzo Gomis que se reproduce más abajo. Más tarde, tal vez unos días después, le pedí alguna aclaración más extensa sobre la sección que proponía. La contestación, que se reproduce íntegra, es la mejor presentación que puede hacerse de ella: Allá por 1958 tenía yo algo de voz y voto en una revista seria («dos números al año de 250 a 300 páginas cada uno, 24 x 17», se leía en la contraportada). Los artículos estaban acordes con la revista: eran serios, largos, con muchas notas. Un buen día, la revista apareció con una nueva pequeña sección. Iba precedida de esta breve introducción, que escribí con toda el alma: «¿Qué nos pasa a los que alguna vez imaginamos tener media idea interesante y práctica? ¿Vamos a intentar escribir un articulo? No tenemos tiempo, no tenemos voz. Tenemos miedo. Si os fijáis, al encontrarnos reunidos para lo que sea, afloran inmediatamente temas y problemas. Los llevamos dentro. Son los detalles concretos que pueden carecer de valor trascendental, pero que de hecho ocupan muchos ratos de nuestra vida. ¿Por qué no abrir una tribuna de vida? Se tiene algo que decir, se dice, y ya está. Será ésta una sección funcional. Y, para que nadie se espante, “en tono menor”». La nueva sección duró poco. No por el director de la revista, hombre magnánimo, sino por otras voces y otros votos que consideraron la sección de «poca altura». Como si no importase, y mucho, la vida de los valles y llanuras. Pensaba entonces que escritores «de altura» hay pocos. Sigo pensando ahora que tampoco abundan los lectores de tantos centímetros. 337
|