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EL CAPITULO: «DE BEATA MARIA VIRGINE»... EN LA CONSTITUCIÓN «LUMEN GENITUM» *
por ENRlQUE DEL SGDO. CORAZON, O. C. D.
I.
PRESENCIA DE MARIA EN EL CONCILIO
La doctrtna teológica, espiritual y devocional sobre Ia Virgen María tiene en el Concilio Vaticano II un puesto por antonomasia, y único: el capítulo VIII de Ia Constitución Lumen Gentium: De Beata María Virgine Deipara in mysterio Christi et Ecclesiae. Pero, Ia figura atrayente y conmovedora de María, cuyo influjo es decisivo en conflictos más o menos profundos de carácter personal y de orden social, se proyecta sobre el Concilio con mayor amplitud. Ha tenido sobre él un radio de acción más amplio y prolongado en el tiempo, y más penetrante en los espíritus. La figura de Maria recorre majestuosa toda Ia historia y el desarrollo del Concüio, venciendo cierta resistencia, en algunos momentos tenaz y apasionada. Este fenómeno no carece de significación para quien, anclado en Ia fe sobrenatural, aun a costa de continuadas pruebas y experiencias extrañas, cree en Ia asistencia ininterrumpida del Espíritu Santo a su Iglesia santa e indefectible. Pasemos revista a algunos momentos más destacados de Ia presencia de María en Ia historia del Concilio, para introducirnos en el análisis del capítulo mariano, en el que Ella Io llena todo. El Papa Juan XXIII, en el primer anuncio solemne de su firme propósito de convocar un Concilio Ecuménico —en Ia misma ocasión anunció a los Cardenales presentes en Roma Ia celebración del Sínodo Romano, 25 de enero de 1959— manifestó, con suma sencillez, su gran confianza de
(*) Constitutio Dogmaüca "Lumen Gentium": Oap. VIII: De Beata Maria Virgine Deipara in mysterio Christi et Ecclesiae, AAS 57, 1965, 58-67.
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