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EL MATRIMONIO DE LOS HIJOS DE FAMILIA
INTRODUCCIÓN
El tema de los padres y de los hijos está siempre en Ia vida : es Ia vida misma de Ia vida, que no es otra cosa, en términos de casi absoluta generalidad, que Ia cadena de nacer hijo y terminar siendo padre. El tema de Ia relación jurídico-moral entre padres e hijos, en Ia continuidad de esta cadena, es, sin duda, uno de los temas más apasionados, que Ia biología humana puede ofrecer al Derecho. ¿Qué más pruebas, que el dato de que todos los derechos, empezando por el Natural (piedras, tablas, pergaminos, códices, libros) se hayan detenido en él ? Si no fuera por el peligro de Ia "extra-vagancia", fuera del campo que nos corresponde, aquí mismo citaría infinidad de obras literarias, de primera magnitud, españolas y extranjeras —no digamos nada de las de segunda— cuya trama se basa en este problema de cada día. Pero sí que es justo hacer una especie de revisión de vida ydescubrir el complicado espectáculo de los mil conflictos familiares a que da lugar el choque entre padres e hijos, a cuenta del matrimonio de los hijos. Veo a unos y a otros, arguyendo, apelando con fuerza —y fuerzas contrarias— a un mismo Derecho Natural. Y veo a los pastores de almas con los hombros encogidos, como el que ve cruzar el fuego de dos bandos por encima de su cabeza, y no sabe por cual tomar. Este tema,llamado por San Alfonso "celebris illa quaestio", dista mucho de estar totalmente esclarecido en Ia misma doctrina de los autores —no digamos nada de Ia práctica—. Falta un estudio sintético, históricojurídico, que, tomando pie desde las más antiguas raíces del mismo, desarrolle claramente sus últimas consecuencias en el plano de Ia Moral y del Derecho. Es Io que he hecho, con Ia gracia de Dios, y Io que en resumen, casi en esquema, ofrezco humildemente en este trabajo. Para que Ia visión sea completa, recorremos Ia "historia canónica" y Ia "historia civil" del proceso. Al final, nos permitiremosdiagnosticar. No estoy seguro de una cosa : de haber sacado un átomo seguro de acierto. Si estoy seguro de dos : de haber puesto todo mi empeño, todos mis "talentos" ; y de haber tomado entre las manos un tema apasionante siempre, que, desde Ia popa de Ia historia, avanza en Ia proa de Ia vida, apareciéndose, siempre también, a los destinos del hombre. Si algo vale mi pobre trabajo, sirva, como decía Pío XI en Ia "Deus scientiarum Dominus" —no tengo otro empeño— para que "omnis in-
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