|
B IBL IO G R A F IA
I. RECENSFONES (l)
LA ADMINISTRACIÓN ORDINARIA Y EXTRAORDINARIA DE LOS BIENES TEMFORALES PERTENECIENTES A LOS RELIGIOSOS (*) Es indudable Ia importancia do llevar bion Ia administración de los bienes temporales eclesiásticos, habida cuenta de su necesidad para atender al ejercicio del culto divino, a Ia sustentación de sus ministros, etc. Nuestro autor se propuso definir y determinar Ia noción, naturaleza y figura jurídica permanente de Ia administración, distinguiéndola de las diversas y muy variables modalidades que puede revestir, y señalando los múltiples actos que a ella se reducen. Insiste con especial empeño en mostrar Ia diferencia entre Ia administración ordinaria y Ia extraordinaria. Distribuye el tratado en cuatro capítulos, destinados a exponer: Za materia de kt administración, o sea el patrimonio, su noción y división en estable y libre; ía actividad administrativa, acerca de Ia cual estudia, entre otras cosas, Ia potestad de los tutores (administrados) en el Derecho romano y en el canónico antes y después del Código, Ut noción y los actos de Ia administración y su división en ordinaria y extraordinaria; Zos administradores religiosos, a propósito de los cuales se fija en Ia capacidad de poseer bienes temporales que tienen las diversas personas morales existentes en los Institutos religiosos, Ia necesidad de que tengan administradores, quiénes son éstos y Ia potestad que les compete en general y en especial. Una vez expuestos los principios reguladores de las materias antedichas, hace las correspondientes aplicaciones de los mismos a diversos actos administrativos correspondientes a Ia enajetiación de los bienes, Ia constitución de obligaciones, Ia colocación del dinero y los gastos comunes. La administración de los bienes, considerada positivamente, se ordena a conservarlos, hacerlos fructificar y mejorarlos; negativamente postula que no disminuyan, ni alteren, ni pasen a peor condición. Por consiguiente, los administradores deben esforzarse por conseguir Io primero e impedir Io segundo. A uno y otro miran y se extienden las atribuciones de su cargo. Tocante a Ia distinción entre Ia administración ordinaria y extraordinaria -cosa no siempre fácil en Ia práctica—, Huot, después de referir los diversos criterios de varios autores e indicar los fallos de algunos, propone el suyo en los términos siguientes: La administración ordinaria: a) tiene por objeto conservar el patrimonio estable; b) si se requiere licencia para poner algún acto, normalmente no será necesaria para Ia validez del mismo. La administración extraordi(1) Según Ia práctica usual, daremos aqui una recensión de cuantos libros de Derecho canónico o materias afines se nos envíen en doble ejemplar (caso de no tratarse de obras de subido precio). De las demás obras daremos únicamente noticia de haberlas recibido. (*) DoRrcjs-MARU HuoTj S. M. M.: Bonorutn temporaUum apud religiones admittistratio ordinaria et extraordinaria, XIV + 80 pp. Editiones Coment. pro Religiosis
|